En el Mediterráneo, tenemos un lujo y una costumbre. El lujo de disfrutar de largas estaciones cálidas, y la costumbre de aprovecharlas.
Vivimos en las calles, celebramos con el sol, y nos dejamos seducir por los vientos oceánicos.
Y este espíritu tiene un calzado hecho a medida: la abarca menorquina.